«Somos Bosque»

«Nosotras somos esa semilla que los abuelos y abuelas sembraron durante todo ese tiempo defendiendo este bosque». Angélica Delgado. 

   

Por: Laura María Rodríguez

 

 

En medio de la vorágine de noticias y de informa­ción en la que nos sumer­gen las redes sociales y los grandes medios de comu­nicación, termina pasan­do, muchas veces, que la vida real, que los hechos, los sitios, en este caso, los imponentes árboles de ese verde salvaje que parecen que cada vez más quieren sobrepasar las endebles rejas de lo que fue la Fábrica Bavaria, pasaran desapercibidos. Las luchas mediáticas y la respuesta inmediata, la foto, el tweet y estas nue­vas dinámicas de la globa­lización, nos tienen en un corre, corre, que a veces, nos hace abandonar las luchas cercanas, locales y comunitarias.

Es por eso que los colectivos y las juntanzas alrededor de estas resis­tencias se convierten en ese fortín siempre alerta a lo que ocurre, indepen­dientemente de si se hace o no mediático. Para esta edición logramos hablar con algunas integrantes del colectivo Somos Bos­que, para resolver las du­das que nos aquejan cada vez que atravesamos por este pulmón verde de la localidad, en apariencia abandonado, pero donde se erige cada vez con más fuerza la naturaleza.

 Somos Bosque

Laura Viviana Cala Mejía es comunicadora social y periodista, es­pecialista en Geografía y Gestión Ambiental del Territorio, también es huertera y defensora de este importante ecosis­tema, por medio del co­lectivo Somos Bosque, ella y sus compañeros y com­pañeras han logrado con­solidar una apuesta de educación popular am­biental, desde la posibili­dad de exigir el derecho a una ciudad que se aleje de los modelos extracti­vistas y depredadores de la vida y se acerque más a un buen vivir urbano: “Lo que se busca es rei­vindicar este derecho a la ciudad que de una u otra forma nos han querido negar, al seguir poniendo más cemento en los pul­mones fundamentales, uno de ellos es el bosque Bavaria, el jardín de los pájaros y la conexión que había con el humedal Ma­dre de Agua que era todo un corredor que destru­yeron por la construcción de la avenida Guayaca­nes. En ese sentido, dar­nos la pelea para poder apropiarnos del lugar y de nuestro territorio a través de actividades artísticas, culturales y de moviliza­ción social. Es ahí cuando alrededor de diez perso­nas decidimos integrar esta apuesta colectiva que hemos venido cami­nando, hace tres años”, expresa Laura.

 La defensa del Bosque Bavaria

La firma Bavaria lle­gó al territorio desde el año 1973, de acuerdo a las acciones populares y ciudadanas a las que tu­vimos acceso gracias al colectivo Somos Bosque, en este predio dicha cervece­ría sobreexplotó el recur­so hídrico de un acuífero (conexión acuífero de la Sabana y el río Fucha) con cinco pozos de ex­tracción, para el proceso productivo de la cerveza (1 litro de cerveza = 10 litros de agua), durante más de 40 años, sin pa­garle un solo centavo a la ciudad por dicha extrac­ción de recursos.

Ya en el año 2010 la fábrica decide suspender su producción y reubicar­se en las afueras de Bogo­tá, por lo cual el predio queda deshabitado y co­mienza a despertar mu­chos intereses. En ese año se ponen sobre la mesa diferentes propuestas, la primera de ellas es crear un parque metropolita­no, pero esta idea resulta rechazada. En el 2013, en la alcaldía de Gustavo Pe­tro, se hace el cambio del uso del suelo por Decreto y pasa de uso industrial a renovación urbana, y se plantea un Plan Parcial, en el que se respetaba la zona de bosque y se ha­blaba de vivienda digna. En el 2017, con Enrique Peñalosa es cuando ya se plantea de una forma más concreta que es lo que va a pasar con el bosque, cuando se aprueba el De­creto 364, que también es un Plan Parcial, pero que contempla la construc­ción de 14.200 viviendas, en ese momento se inicia una primera tala de los árboles, ahí es cuando la comunidad ya empieza a manifestar su inconfor­midad y a organizarse en su defensa.

 

¿Por qué no se reconoce como una zona de reser­va?

Desde el Colectivo Somos Bosque y otras aso­ciatividades se ha logrado reconocer en este espacio más de 85 especies de flo­ra, 89 especies de aves, entre residentes y migra­torias y más de 30.000 árboles. Adicional a esto, Kennedy es la localidad más contaminada de Co­lombia, la más sobrepo­blada y la que cuenta con menos zonas verdes, de acuerdo a los datos brin­dados por la organiza­ción, el margen de árbo­les por persona es de 0.1, cuando la norma legal es de 3 árboles. Adicional, esta defensa no ha sido solo una cuestión territo­rial sino de salud pública, cuando a las administra­ciones se les olvida que año tras año la localidad es declarada en emergen­cia ambiental, porque sigue presentando picos de concentración de ma­terial particulado de 174, cuando el máximo que soporta el cuerpo huma­no es de 60.

Angélica Delgado Miranda, también perte­nece a esta colectividad, es licenciada en Educa­ción Comunitaria con énfasis en Derechos Hu­manos de la Universidad Pedagógica Nacional y actualmente, es estudian­te de la maestría interna­cional de Investigación en Ecología Política y Alternativas al Desarro­llo, es activista en la de­fensa del bosque y tiene claro que hay dos gran­des excusas que tiene la administración para no defender este importante ecosistema, por un lado, está la excusa de que es un predio privado y por el otro, es claro que su intervención permite sal­dar una serie de “deudas” que tiene la actual Alcal­día Mayor con la ciudad en términos de vivienda y espacio público. Sobre ese primer punto, Angéli­ca considera que: “La pro­piedad privada también tiene una función social y ecológica, a partir de ahí, nosotros exigimos y de­cimos es posible, se trata es de voluntad política. En los diferentes diálo­gos que se han dado con el distrito, ellos plantean que, si nosotros quere­mos que esto haga parte de la estructura ecológica principal con una figura de conservación donde se garantice la prevalencia de este ecosistema, en­tonces ellos tendrían que comprar el predio. Pero, se supone que ese predio vale muchísimo dinero porque son 78 hectáreas en medio de la ciudad, en un lugar súper impor­tante con un concepto de desarrollo urbano que se elevó a partir del cam­bio del uso del suelo y el distrito dice que no hay dinero para eso.

Allí nosotros veía­mos algo en el Plan Parcial de Claudia López y es que este predio tiene efecti­vamente 78 hectáreas, de las cuales 45 de ellas son de cobertura vegetal o bosque y el resto es zona dura, entonces ellos di­cen que pueden proteger y pelear por esa zona de bosque, pero incluso esa propuesta está muy des­dibujada. ¿Por qué? por­que se habla desde unas figuras que no protegen el bosque, porque van a haber segmentaciones, se van a pasar tuberías subterráneas y porque cualquier intervención donde haya edificios va a generar un impacto direc­to. Frente a esto nosotros decimos que no basta so­lamente con proteger este anillo del bosque, sino que queremos todo, un poco ambiciosos y soña­dores, pero creo que es justo también para con todas y todos, nos lo me­recemos y es una deuda que tiene tanto Bavaria como el Distrito de pen­sarse otras formas y otras visiones que no sea el de­sarrollo urbanístico en este tipo de lugares que son tan especiales y que terminan siendo una gua­ca en medio de la ciudad”.

¿Cuál ha sido la posi­ción de la alcaldía local y distrital?

Al respecto desde el Colectivo Somos Bosque ha sido posible identificar que, con relación al Plan Parcial propuesto por Pe­ñalosa a partir del Decre­to 364 y la preparación de uno nuevo desde la alcal­día de Claudia López, se han impuesto unas mesas de trabajo que han llega­do desde el sector priva­do con el respaldo de una serie de entidades distri­tales que han buscado avalar el proyecto y que han hecho de estos espa­cios que deberían ser de participación escenarios simplemente de sociali­zación, donde la comuni­dad tiene 5 minutos para exponer las problemáti­cas que existen (crisis cli­mática, contaminación, daños a la salud y densi­ficación), que terminan siendo invisibilizadas, también avalados por los grandes medios de comu­nicación que desinforman sobre este proyecto y que lo plantean como un gran escenario de concerta­ción que en ningún mo­mento se ha dado.

Desde el colectivo se han identificado prác­ticas muy preocupantes como el hecho de que es­tos desarrolladores utili­zan términos apropiados por la comunidad en estas socializaciones, términos o conceptos tan claros como reconocer este es­pacio como un bosque, pero en los documentos técnicos siguen nom­brándolo simplemente como una plantación o una barrera vegetal. Así mismo, se han presentado incumplimientos de los acuerdos pactados cuan­do en octubre del año pasado el distrito decidió acabar con el humedal Madre de Agua y lo in­tervino para darle paso a la avenida Guayacanes, lo que ha generado descon­fianza en la comunidad.

“Es evidente que des­de la Alcaldía Local no se quieren involucrar con el tema del Bosque y lo po­drían hacer, pero como lo mencione en algún mo­mento es una cuestión de voluntad política. No lo hacen porque todas estas entidades ven al de­sarrollador como el gran ente, siento yo que es una cuestión de poderes, donde ambas alcaldías se sienten subyugadas a esos intereses, estamos hablando de los Santo Domingo, de una multi­nacional canadiense, de las cuatro constructoras más posicionadas en el sector inmobiliario de Colombia, entonces ahí es donde se aculillan a ha­blar o intervenir en algún tema o cuestión del bos­que” expresan.

 El paso a seguir

Desde Somos Bosque se han planteado múltiples propuestas que incluyen aprovechar esas zonas duras para la creación de una infraestructura cultural o educativa. Así mismo, continúan con su ejercicio pedagógico y académico de, por un lado, reconocer las es­pecies que habitan este territorio y por el otro ge­nerar conciencia, así sea implementando recorri­dos alrededor de las rejas de este enorme bosque, desde donde han hecho toda una apuesta de for­mación ciudadana.

En sus palabras plantean: “Consideramos vital seguir haciendo los recorridos eco-pedagó­gicos porque es la forma, no solamente de estar en el territorio, sino de que la gente conozca un po­quito del bosque, de este pulmón del suroccidente, que lo pueda vivenciar y una de las formas que hemos encontrado es a través de juegos como “Croac: El juego del bos­que” que ha hecho parte de los recorridos, de las tarjetas “Comparte la flo­ra” y de láminas que reco­gen parte de la avifauna que está registrada, estos espacios también han permitido hablar con la comunidad sobre lo que nos estamos peleando y por qué lo estamos defen­diendo. Por último, diría que también seguiremos con acciones concretas, parte de lo que hemos evaluado es cómo pode­mos seguir posicionando esta idea en términos de incidencia política, pero de cara no solamente a lo jurídico, sino también desde el foco mediático. Para nosotros es muy im­portante que antes de que salga Claudia, de una u otra forma, se dé una res­puesta frente a ¿Qué va a pasar con el bosque? Sin dilaciones, sin el argu­mento y el parapeto de la participación ciudadana, consideramos que es vi­tal”.

En la actualidad el bosque sigue protegido con medidas cautelares y se está a la espera de un fallo a su favor, mien­tras tanto los invitamos a participar en todas estas acciones pedagógicas y ciudadanas del colectivo Somos Bosque a través de sus redes sociales: @so­mosbosqueb

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