«Voluntad para el cambio»

Por: Luis Felipe Camargo

 

 

Sigue el proceso de mejora en las organizaciones de recicladores de oficio. GAIAREC es una organización que cuenta con más de 600 asociados, muchos de ellos están en fuentes fijas, otros en las calles y algunos en las bodegas seleccionando y haciendo el proceso de llevar el material recuperado a la industria.

Los recicladores que están en bodegas como las de Pensilvania, tienen que ver con muchos procesos que permiten que, efectivamente, el material reciclado, separado y muchas veces transformado, llegue a la industria para ser reutilizado en la generación de nuevos productos. En las bodegas de recicladores de oficio la colectividad es lo que permite el desarrollo de cada uno de estos procesos, una mano trabaja unida con la otra para lograr un fin.

Todo es posible si nos organizamos. Aunque es evidente que la colectividad se construye desde las individualidades, una de las diferencias en la creación de los equipos de trabajo que se tejen en las bodegas es la capacidad de reconocer los liderazgos, allí se forjan líderes con una visión social.

Todo este cambio de paradigma que se teje en las organizaciones de recicladores de oficio se podría considerar como una especie de experimento social, en el que, miles de personas se asocian y buscan un fin común, desde la autorregulación. Es decir, sin necesidad de tener un jefe o patrón, únicamente pensando en el bienestar general. Si nos unimos y concertamos seremos más prósperos y seremos parte de la solución.

En uno de tantos días en las bodegas me encuentro con una señora de 68 años de edad coordinado y liderando a un grupo de jóvenes, esta señora es una compañera recicladora que tuvo la oportunidad de estudiar hasta primero de bachillerato y que fue nacida y criada en Medellín. Cuando hablo con ella me manifiesta estar muy incómoda con el papel de coordinadora, pero al mismo tiempo se siente muy feliz por ser tenida en cuenta y porque sus compañeros de oficio la aceptaron como líder. Su nombre es Luz Agudelo y también hace parte de este modelo en el que no importa la edad, la contextura física, si es gordo o flaco o cualquiera que sean sus características personales, lo importante es que los compañeros son quienes deciden quien los lidere. Este ejercicio ha dado frutos positivos, gracias a él, la gente se interesa por los procesos, aprende más y están atentos de todo lo que tiene que ver con lo organizativo y la productividad. 

El cambio no lo hace una sola persona, el cambio se construye desde las bases cuando estamos unidos concertando, para eso se necesita la voluntad de cada uno.

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