«Vr(racas)»

Laboratorio de creación de realidad virtual para mujeres cabeza de hogar de la localidad de Kennedy. 

Por: Triketa Films

 

 

Vr(racas) es un labora­torio de creación de rea­lidad virtual para muje­res cabeza de hogar de la localidad de Kennedy, pensado desde el enfo­que de género para la transformación social, la democratización de la tecnología y la creación audiovisual comunitaria. Realizado por Triketa Films, una agrupación y productora audiovisual cuántica dedicada al cine y la cultura con enfoque social, comunitario, pe­dagógico y rizomático de las localidades de Techo­tiba-Kennedy y Bosa

Todo surge a par­tir de varias experien­cias que tuvimos como agrupación, donde nos acercamos a diferentes formatos audiovisuales y de enseñanza, lo cual nos hizo cuestionarnos un aspecto fundamental de la imagen: La mirada. A partir de estas explora­ciones, nos preguntamos ¿Quién tiene el poder de lo que miramos? ¿La mi­rada es privilegiada para unos cuantos? ¿Qué mira la gente cuando se mira a sí misma y a su propio territorio? Eran numero­sas preguntas que no solo nos volaban la cabeza, sino que además estaban empezando a derrumbar todas las ideas que tenía­mos hasta entonces sobre lo que hacíamos y más importante aún, sobre cómo lo hacíamos.

Es así que iniciamos un camino de deconstrucción de la imagen y su poder. A esto se le suma el taller Enca­rretadas*, realizado con mujeres con economías populares e informales de la localidad de Kenne­dy, donde descubrimos la importancia de los proce­sos sociales y aprendimos que enseñar es un ejerci­cio que tiene más valor cuando se hace de manera horizontal, entendiendo que la población es un sujeto activo y partici­pativo, cuya relevancia es vital para la creación de conocimiento y pro­ducción cultural. Con estos elementos que nos abrieron los ojos, oídos, pieles, mentes y almas a un nuevo mundo de po­sibilidades creativas, nos pusimos manos a la obra para emprender defini­tivamente el camino del futuro Vr(racas).

La primera moti­vación que nos hizo dar el salto y aventurarnos en Vr(racas), fue la ne­cesidad de continuar el proceso con las mujeres, pues estos proyectos así como inician, se terminan de facto y la población queda flotando como una nube en una tormenta y veíamos con tristeza que las mujeres desea­ban seguir con el proce­so, pero las oportunida­des de continuarlo eran escasas y francamente, los proyectos realizados con estímulos públicos están condicionados por las mismas políticas pú­blicas que no están pen­sadas desde los procesos con las comunidades, sino desde la ejecución y la inmediatez.

La segunda motiva­ción, era la integración de la comunidad con las nuevas tecnologías y lo sensible, formatos que habíamos descubierto. Allí, entra a jugar la rea­lidad virtual como forma de narración alternativa a las formas hegemónicas de contar, porque si algo estaba claro, era que las mujeres no cabían en un cuadro, ellas desborda­ban la pantalla y era tan­to lo que se quedaba por fuera de la imagen rectan­gular, que era insuficien­te y dictatorial el hecho de encuadrarlas. Por eso, desde la realidad virtual se les permite a ellas eng­lobarse, enunciarse desde cualquier posición, in­cluso desdoblarse y mul­tiplicar su voz, esto nos dio la posibilidad de am­pliar las capacidades del relato y de encontrar una población, dado que, las mujeres con economías informales y populares son, en su mayoría, mu­jeres cabeza de hogar y este oficio-rol es aún más desenfocado, estigmati­zado y escondido por la sociedad, el rol de mujer cabeza de hogar no entra en el encuadre de la socie­dad machista y patriarcal, porque históricamente el cuidado del hogar ha sido solo una “ayuda” con tintes de bastidor que se queda al final de la cade­na social, económica y cultural.

Así, en comunidad, alzamos la voz en contra de las violencias de géne­ro y la imposición de roles a partir de la realidad vir­tual, el resto de elementos fueron apareciendo orgá­nicamente; la necesidad del uso de la tecnología como una excusa para apropiarnos del futuro y ser las y los creadores del mismo. Otro factor importante fue la meto­dología usada para el la­boratorio que se basaba en el diálogo cotidiano, porque es una pedagogía del chisme, que además rompe la estructura for­mal de la enseñanza (teo­ría, referentes, práctica) y permite que las mujeres logren, no solo conocer o entender un tema, idea, concepto, sino que ade­más creen y aporten al conocimiento desde sus vivencias, que añadido al proceso sensible-cor­poral de la experimen­tación, nos deja ver las cualidades y el poder de visión-creación de estas mujeres cuyo nuevo rol del presente-futuro es ser ¡Vr(racas)!

En total se realizaron ocho sesiones del labora­torio que contenían acer­camientos corposensi­bles, formas alternativas de mirar, miradas exter­nas y propias, miradas del pasado, del presente y del futuro, miradas sobre el rol de ser mujer y el desa­rrollo de una producción de historias propias que se convertirían en un cor­tometraje. Finalmente se obtiene el resultado del laboratorio, condensado en el cortometraje y un documental del proceso del taller.

Vr(racas) es un cor­tometraje ómnibus dirigi­do por 13 mujeres cabeza de hogar donde exploran un diálogo interno y ex­terno con su pasado, sus experiencias de vida, el presente-futuro que las atraviesa, así se gesta una reflexión sobre su papel del ser mujer y convierten su mirada en una mirada situada, transformadora de su realidad, apropián­dose de sus formas de vivir, abrazando su feme­nino guerrero, luchador y sobre todo muy Vr(raco).

*La Carreta fue un proyec­to dirigido por Laura María Rodríguez, en el que partici­paron: Alexandra Camacho, Yimmy Cárdenas y Nicolás Moreno.

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