«El arte y la cultura como forma de resistencia»

Por: Laura María Rodríguez

 

Los últimos quince días de paro nacional han sido el espacio y el tiempo para manifestar las inconformidades, para alzar la voz y expresar en arengas y carteles mensajes contundentes en contra del Gobierno nacional. También ha sido un espacio de reflexión, de resiliencia y de creación, de expresión a través del arte, porque toda forma de arte es una forma de resistencia.

Las movilizaciones en las grandes plazas y en los barrios populares han estado acompañadas por una explosión de sonidos, de batucadas, tambores, trompetas, violines, flautas y maracas, incluso muchos movimientos como la escena Hip hop, Ska y Punk se han unido a estas movilizaciones y han ofrecido conciertos y presentaciones gratuitas.  El arte escénico también ha reclamado su lugar, las obras de teatro, los performances, los malabaristas, los títeres, los payasos y los mimos han impuesto un pare en el camino para disfrutar de sus presentaciones, esas que cuestionan al espectador y lo hacen partícipe de la obra. Los artistas plásticos han expresado en inmensos murales el clamor de un solo pueblo: “Nos están matando”, “Resistencia”, “Resistimos a sus balas, sin olvido” y “Estado asesino”; y la literatura, especialmente la poesía, se ha tomado la palabra en diferentes espacios públicos, una palabra que crea y que transforma la realidad, como en el poema Canción para Eliana, del recientemente fallecido poeta Álvaro Marín: “Es mejor que no lo sepas. Yo quiero ser como tú / Yo quiero ignorar el país de los muertos, / donde un ave que pasa / puede ser el alma de un cuerpo segmentado. / El alma coja / De alguien que abandonó la tierra, / que trabajó la tierra, / que fue hundido / en la tierra. / ¿Y por qué digo cosas tan tristes para una niña? / Porque la dureza ha fundado un imperio / Porque el juego de los niños ha sido suspendido / y de la selva huyen garzas con las alas en llamas. / Porque hablo desde el abismo”.

El paro nos ha permitido volver a mirar las cosas fundamentales y nos ha dado la oportunidad de experimentarlas de nuevo: la hermandad, el trabajo colectivo y la solidaridad. Entonces el arte se convierte en la posibilidad del encuentro y también en un espacio de expresión y de resistencia, como afirmaba un joven que tocaba una guitarra en el Parque Nacional: “Lo que pasa es que el arte siempre es un medio para comunicar emociones y sentimientos. Una persona que utilice el arte debe aprovecharlo justamente como una herramienta para manifestarse, para luchar y para gritar”.

Uno de los perfomances que se han presentado, es el de la Escuela Popular de Arte Público de Bogotá, con este perfomance hacen un alto en el camino y comienzan a moverse, a gritar, poco a poco los espectadores se ubican alrededor. La escena por si sola es dantesca, unas batas blancas se sumergen en tinta roja, como cubiertas de sangre, sus rostros están cubiertos por telas blancas, apenas un ojo puede vislumbrarse, porque el otro está totalmente tapado y en su lugar una mancha roja se resalta, sin necesidad de palabras el mensaje que quieren transmitir es muy claro, como lo dio a conocer una de sus integrantes en la entrevista: “Queremos transmitir un poco de conciencia sobre los muertos que han habido, no solo por esta época, sino a través del tiempo, porque lo que está sucediendo en Bogotá, es lo que sucede todo el tiempo en los pueblos de Colombia; lo que está sucediendo en Cali es lo que sucede todos los días en el Cauca, en Putumayo y en el Chocó”. Para ellas y para ellos la importancia del arte en medio de las manifestaciones sociales, parte principalmente de ver como: “El arte siempre, través de la historia y de la guerra, le ha permitido a los pueblos y a la gente resistir y vencer”.

Por toda la carrera séptima también se vio una propuesta de construcción colectiva, una apuesta de obra plástica que en forma de carroza logró trasegar por todo el espacio público mientras invitaba a la intervención, esta obra fue una iniciativa de los estudiantes de la Facultad de Artes y Humanidades la Universidad de los Andes. Esteban Agudelo Franco fue uno de los creadores de esta intervención, al respecto menciona que después de unos días de hablar con sus compañeros y de experimentar la desazón de la situación, de pasar hasta ocho horas al día viendo la realidad a través de redes sociales, decidieron participar activamente y desde el arte apostarle a otra lectura de la situación actual: “Primero nos movilizamos, manteniendo el cuerpo en la calle y luego dijimos no, tenemos que pensar en la manera de responder a tanta violencia, una violencia que ha sido una ruptura, y pensamos que la forma de dar una respuesta correcta es remendar y sanar. Entonces salimos y con la estructura que mide cerca de siete metros por cinco metros y que va creciendo, decidimos todos tejer y bordar juntos, sumarle lo que queramos de una manera propositiva. En gran medida porque estamos cansados de las mismas arengas que el gobierno es marica y bobadas así que no nos interesan, sino más como por qué estamos acá, por qué nos paramos y por qué ponemos el cuerpo. Decidimos llevarlo a diferentes facultades, lo llevamos por el centro, por la Jiménez que ahora es la avenida Misak, por la séptima, y la gente se ha sumado”.

Lo que nos enseñó la pandemia y el paro nacional es que el arte es una necesidad de primer orden, una necesidad que no ha sido legitimada por el Estado, pero que hoy nos ha dado la fortaleza para mantener casi un mes de movilizaciones. Lo que no se debe desdibujar es que si el arte nos ha dado la fortaleza para resistir, también tiene que tomar cada vez un valor más relevante para nuestra sociedad,  porque como menciona Alejandra Achury, de Clepsidra Teatro: “La cultura es un medio de manifestarnos haciendo valer el arte como un trabajo digno que es lo que es, es un trabajo como cualquier otro que merece respeto y que ayuda a transformar el pensamiento colectivo”, en esta idea también enfatiza Esteban Agudelo: “En un principio el arte es todo lo que tenemos, es lo que tenemos para dar, es lo que estudiamos, de lo que viviremos”. Exaltemos el arte, pero también tengamos la capacidad de apoyar a los músicos, a los artistas plásticos, escénicos, a los grafiteros y a todas las expresiones que hemos tenido la oportunidad de disfrutar. Porque ellos hoy nos tienden la mano para resistir, resignificar y disfrutar en las calles. Pero cuando el paro y la pandemia pasen tengamos la suficiente empatía como para volver a las salas de teatro, a los conciertos y a todos los espacios culturales que ofrece la ciudad y principalmente los colectivos y agrupaciones populares, que son quienes siguen en pie de lucha, hombro a hombro con el pueblo.

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