«Innovación recicladora»

Por: Luis Felipe Camargo

 

 

Los recicladores de oficio están haciendo cambios en sus estructuras mentales y laborales, abriéndole paso a diferentes posibilidades, que les permita ser más competitivos en la sociedad. Los estigmas y la óptica que tiene la ciudadanía de la población recicladora ha anclado a muchos recicladores que no se atreven a hacer o proponer cambios. Sin embargo, hay algunos que han dado pasos importantes en la creación de ideas innovadoras que se están dando dentro de las organizaciones, como la Asociación de Recicladores de Bogotá (ARB) y la Asociación Nacional de Recicladores (ANR), donde se encuentran líderes que buscan generar diferentes alianzas que generen bienestar para esta población.

La madera plástica es un producto hecho a partir del plástico, que en su mayoría es reciclable chirrión (empaques que suenan) con polietileno de baja y alta, dieléctrico y colorantes. Con este proceso, los recicladores han ayudado a mitigar la problemática que genera la industria en su proceso de empacar los productos que salen al mercado.

La participación de los recicladores en estos proyectos es fundamental, porque su contribución se da en todas las fases del proceso. En las calles reciclando estos materiales, que una vez son recogidos y transportados a las bodegas, son seleccionados, procesados y aglomerados para hacer múltiples productos, como muebles de cocina, ventanas, postes para cercas, bancos para parques, casas para los recicladores y un sinnúmero de artículos.

Este es un indicador que evidencia cómo el reciclador de oficio está dispuesto a hacer grandes cambios en sus estructuras organizacionales. Recicladores de oficio que buscan organizarse cada día mejor, capacitándose; recicladores que quieren luchar por sus ideales, de manera tal que beneficien a sus familias y al gremio en general, trabajando de forma colectiva. En este momento, como recicladores estamos participando en un proyecto que busca cubrir con madera plástica, la fachada de un nuevo jardín comunitario que se está construyendo en la localidad de Usme, en el barrio Mochuelo Bajo.

Poder trabajar en este tipo de tareas es muy satisfactorio, aquí nos damos cuenta de lo valioso que es nuestro oficio y el aporte que le damos a un sistema de gestión de residuos sólidos, cuando aprovechamos materiales que se consideraban basura y que pasan a cumplir múltiples funciones. Lo más importante, garantizando el mínimo vital de muchas familias.

La invitación sigue siendo para la comunidad en general, de seguirnos metiendo en la cultura de la separación en la fuente, para poder aprovechar la mal llamada basura y convertirla en recursos, que se conviertan en infinitud de posibilidades.

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