«Techotiba, cuna de Pintas y Pintorxs»
Por: Iván Suárez
Óscar Heredia es un artista que nació y creció en Timiza, Techotiba, en la célula La J, uno de los conjuntos residenciales diseñados por el arquitecto Rogelio Salmona en el suroccidente de la ciudad. El barrio fue fundamental para su vida; espacios comunitarios libres, grandes, verdes, vecinos, vecinas, una red cultural y familiar de clase media que permitía compartir, un caldo de cultivo de amistades que han perdurado a lo largo de los años.
En los noventa, el cine, el rock, la literatura y la vagancia forjaron el criterio de una generación apodada por el barrio “Los orates”. En esa época, Óscar cursaba décimo grado y al tiempo comienza a ir a la Universidad Nacional de Colombia a acompañar a un amigo a las clases de Antropología. Por las mañanas era un precoz universitario y en las tardes iba al Colegio Cooperativo Carvajal (CCC) donde postulaba sus ideas rebeldes sin éxito alguno, lo que casi le impide graduarse del bachillerato. Esta etapa de cercanía a la Antropología y a la universidad pública guiaron su camino y pensamiento donde el territorio y las culturas originarias de Latinoamérica son frecuentes en sus investigaciones.
Se presentó dos veces a la Nacional y no paso, ahí comenzó su viacrucis por la educación privada, en su abanico académico cursó cuatro semestres de Psicología en la Konrad Lorenz, para emprender, apenas unos meses después, un viaje por el pacifico como guardaparque voluntario en las islas Gorgona, Utria y Togoroma, allí conoció la selva y la mar. Cuando regresó, cursó cuatros semestres de Biología Marina en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, con un préstamo del ICETEX, pero la deuda lo obligó a retirarse. De ahí regreso al barrio con las orejas partidas, sin embargo, no se quedó quieto y con su amigo José Osorio empezaron a realizar un cine club comunitario, teniendo un inesperado éxito entre lxs vecinxs. En esos tiempos, llegó a sus manos la segunda edición del periódico A Media Cuadra, medio de comunicación alternativo al que se vinculó de lleno, para Óscar el paso por la comunicación fue fundamental en su carrera y en su vida, fue ahí donde encontró el camino del arte e incursionó en la fotografía, con una cámara mini HD que se ganó la mamá de su amigo por completar los crucigramas en el periódico El Espectador. Con esa cámara desarrolló su capacidad creativa, aprendió a utilizar el arte como un medio de expresión y a componer mensajes a través de la luz.
En la fotografía podía conjugar el arte con la biología y la antropología: “Haciendo un foto reportaje sobre perros callejeros yo llame a José y le dije: ´Baje marica y traiga la cámara de su mamá que hay una perra en celo con una manada de chandas detrás´. En ese tiempo eran muy precarias las acciones de protección animal, así que era muy común ver manadas grandes de perros machos detrás de una pobre perrita asustada y abrumada, el caso fue que los perseguimos en bicicleta por todo el barrio y fuimos tomando fotos, de pronto en un potrero pararon a descansar y a pelear. Ahí, fue cuando yo entro en la jauría y retrato a todos los perros, peleando, apareándose, un ambiente muy tenso, fue un momento de mucha adrenalina unos minutos mágicos. Así surgió el foto reportaje que llamamos ´La perro novela´ para el número tres de A Media Cuadra y bueno así me iluminó o me meó el arte, porque entre tu arte y mi arte prefiero mi arte” expresa Óscar entre risas.
En este periódico barrial duró varios años, allí fortaleció el ejercicio de comunicar con la imagen, también exploró la escritura y el audiovisual. Con este medio alternativo ganan el premio ´Bogotá capital del Libro´ y expanden su tiraje y su paleta de color, también se hacen a equipos, lo cual aumenta el conocimiento y la creación, puesto que es ahí, cuando por primera vez tiene acceso a una cámara profesional: “Por medio de A Media Cuadra pudimos poner en función todos los recursos creativos, logísticos y de investigación en el barrio, logramos ser portavoces de mucha de la tradición oral de este territorio”, afirma. Óscar también creó y participó en otros medios alternativos como la revista La Calle del barrio Santa Fe y la revista Trans Escena junto a otro amigo orate, aportando su experiencia autodidacta, hasta ese momento, al ejercicio comunitario.
En el año 2011 emprende un viaje a Ecuador junto al artista visual Juan Camilo Alfonso @ fonso.co, ahí realizan talleres de fotografía y vídeo. Cuando estaban terminando los talleres, justo comenzaba el Festival de Arte Urbano: Detonarte de Quito, Juan Camilo estaba invitado y los organizadores del Festival acogieron e invitaron a Óscar a ser parte de los fotografxs del evento, a pesar de que la mayoría tenía cámaras de última tecnología, él con una Canon compacta no se dejó afectar, pues en sus propias palabras: “La magia no la hace la flecha, la magia la hace el indio”.
Óscar tenía la intención de seguir recorriendo Sudamérica y ante la impresión que generaron sus fotos, se hace amigo de la mayoría de artistas que participaron del Festival, entre los que destaca @setafuerte que le propuso hacer una investigación en la acción que tendría como resultado un libro de grafiti de arte urbano latinoamericano. También resalta el haber conocido y reído con el maestro Rodez @ rodez.art: “En este festival conocí a muchos de los artistas más representativos de la escena latinoamericana de arte urbano, hoy siguen siendo referentes importantes en mi obra”, expresa.
Tour Calles del Sur sería el nombre con el que emprendieron la aventura de vivir en el arte urbano latinoamericano, su primera parada fue Lima, Perú, donde conocieron y se vincularon a grandes pintores, con los que crearon lazos y redes fraternas, ahí empezó a estar en la movida callejera en pleno, pintando los muros de Lima. Junto a Seta dictaron el taller Técnicas graficas fuera del sistema, así empezó a pintar, viviendo el escenario callejero. Un año exacto estuvieron en Perú, de ahí se bifurcan sus caminos y Óscar regresa a Colombia.
Al llegar se vincula a la Agencia Techotiba donde encuentra de nuevo el nido, el nicho. Aprende a ilustrar, adquiere mayor velocidad y mayor dinamismo a la hora de utilizar programas de diseño, de la mano de compañerxs con los que se retroalimentó en el proceso de hacer prensa alternativa, esta etapa fue una escuela de nuevo, pues encontró mucha actividad audiovisual, grafica, impresión y diseño: “Un espacio y un refugio donde podía construir y dar forma a los sueños, un lugar en el que se sacaban productos de alta calidad y donde conocí personas muy queridas y amadas entre ellas al maestro Leonardo Barbosa, Leo”. También en la Agencia incursionó en la radio y se pudieron catapultar muchos ideales artísticos.
Paralelo a este tiempo se empieza a formar el colectivo de artistas visuales M.A.L. Movimiento Artístico Libre, Muévete América Latina @malcrewoficial. Este grupo es conocido por sus ilustraciones de gran formato realizadas con extensores. Es acá donde Óscar entra de lleno a la pintura o como él dice: “Comencé una maestría callejera, porque ya no solo callejeaba y observaba, sino que ahora intervenía la calle”. Su primer mural es la firma de Manuel Quintín Lame en la Universidad Nacional, en el marco del Congreso de los Pueblos, un mural muy simbólico, pues ya había realizado una investigación sobre este personaje con A Media Cuadra, años atrás. Durante siete años pinta con el M.A.L. en Bogotá hasta que viaja a la Patagonia, Argentina donde se instala y comienza su profesionalización en Artes Visuales. Allí, la universidad pública lo abraza de nuevo y en sus brazos reposa en este momento donde está terminando la licenciatura en la Universidad Pública de las Artes (IUPA): “Yo y miles de personas le debemos mucha gratitud a la educación pública Argentina ya que ha sido la facultad del continente suramericano”.
Estando en Argentina, desarrolló un proyecto llamado Otorongo, vocablo quechua propio de las culturas andinas y amazónicas, que hace referencia al jaguar o al felino grande: “Este camino es una investigación pictórica, cosmogónica y biológica de este animal. Este proyecto es sin duda una fuente constante de inspiración, es un detonador histórico y pictórico, es un enlace, el común denominador que caracteriza a pueblos desde tiempos precolombinos. Es por esta riqueza ancestral y por el poder chamánico que posee el jaguar, que decidí seguir este sendero de investigación”.
Hoy en día Óscar sigue activo con el M.A.L. Crew, que el próximo año cumple 15 años de actividad ininterrumpida, pinta en Argentina murales de gran formato, expone obras, hace grabado y dirige una escuela de extensores. Todo esto mientras termina su tesis y cría junto a su compañera a su hija Violeta: “Yo tome la decisión hace unos años de vivir del arte y hasta el momento la pintura ha mantenido la mesa llena de alimento, bebida y cariño”. Para cerrar esta conversación le pregunté a Óscar si tenía planes de regresar a Colombia y esto fue lo que me contesto: “Como dice la Vice, yo tengo sembrado mi ombligo allá, creo que son tiempos donde tenemos que agitar con más fuerza así que pronto voy a echar una mano por el cambio”.
Bonito que el callejero se tome el trabajo de remiitirse a los suyos, las vidas anónimas de gente inmensa como este pintor son las que hacen la diferencia. Auténticos no son los que tienen una marca registrada auténticos son los que viven sabiéndose inimitables.
Así es la vida de los artista que se resisten al espectáculo mercantil de las escenas del arte; son gente que se sumerge en la telaraña de la existencia, del tejido social, de la naturaleza… recreando., soñando, y amando con un fin, el despertar de la conciencia.
Creo firmemente que a veces se desaprovechan los talentos es el caso de Oscar que he tenido la posibilidad de conocerlo y aparte de ser muy gratificante hablar y cambiar opiniones creo que el arte callejero embellece y le da vida a lugares que como Cipolletti lugar donde vivo la posibidad de salir de las sombras y creo que a través de los murales se puede trasmitir cultura arte y vida transformando lugares y creando espacios donde se puede trasmitir historia momentos y un sin fin de realidades. Trataré de convencer a mi amigo Oscar que me permita hablar con las autoridades del lugar y lograr convencerlos que a través del murali
smo no solo se pueden embellecer los lugares sino que también es un puente hacia la cultura de los pueblos. Gracias